Durante este primer
mes de trabajo, nuestras prácticas se han divido en dos partes: la primera,
basada en ejercicios y caminatas de esfuerzo destinadas a fortalecer la musculatura, la resistencia, trabajar la
orientación y la dirección en el espacio, la presencia escénica y la relación
con los otros cuerpos; y la segunda, que contempla un trabajo de creación/improvisación
desde el Mandala de Energía, entendido
como una serie de 7 danzas que nos llevan al maritmo.
La clase del miércoles
fue abordado desde la lectura. Comenzamos con un texto del libro de Taanteatro
titulado (valga la redundancia) “ Teatro Coreográfico de Tensiones” (pag.63) en
el que se explica el significado de la palabra tensión en danza y la relación
que la misma genera entre los cuerpos, entendiendo la palabra entre como eje principal en este proceso
comunicativo.
Luego continuamos con
algunos ejercicios de esfuerzo, haciendo foco en el piso pélvico y la cintura
escapular, que nos serviría no solo para entrar en calor, sino también que
dispondría el cuerpo para lo que vendría después.
En la segunda parte,
practicamos el mandala de energía: dormir, despertar, la danza del león, cerar
(1) la danza del arco la flecha y el blanco agregando, esta vez, la danza del
corazón.
LA
DANZA DEL CORAZóN consiste en formar una esfera (una especie de mundo propio)
dándole cierta personalidad: un color, una textura, una forma…para luego introducirla
en nuestro pecho y extraernos el corazón. Así, con el corazón en la mano y el
pecho abierto, comienza una danza
intensa, profunda, llena de aspectos movilizadores y contradictorios (utilizo esta palabra para expresar la sensación adversa del peso
del corazón en la mano y al mismo tiempo el
vacío de tener un hueco en el
alma). En ese estado, en esa descorazonada danza se produce un intercambio,
entregamos nuestro corazón para recibir el de otro. En ese entre nace una danza nueva,
mucho más intensa, explosiva!
Finalmente ceramos y nos
despedimos con la palabra: TIEMPO CORAZON
(1)
Cerar es
la posición cero. Desde donde nada o
todo puede suceder. Es el caos.
Romina