lunes, 27 de mayo de 2013

Relatorio Miercoles 22 de Mayo

Cae el sol de la tarde, el frío comienza a condensarse en el ambiente y Rodolfo intenta encender la turbina. Los nuutanes se reúnen nuevamente, para crear, desnaturalizar, despojarse del cotidiano y vivenciar profundas transformaciones. Los cuerpos comienzan a crear calor, a centrar su yo profundo y ubicarse a sí mismo en el espacio junto a los allí presentes. Crear un nuevo parámetro de visión, tanto en lo sensitivo como lo emocional. Estos procesos son tan necesarios, vitales; por momentos fuimos piedra, aire, manipulamos fuego y nos sambullimos en el agua. Cada día intentamos componer una comunicación en conjunto del cuerpo físico y espiritual, el pensamiento y lo intuitivo, el instinto y la razón, donde procuramos tomar conciencia de las extremidades, de los límites del cuerpo, ir de un polo al otro. No es fácil, por lo menos para mí, una cuestión de perseverancia, compromiso y voluntad espontánea. Por momentos fuimos guerreros enfrentándonos, provocando, luchando, ofreciendo, amando, solo siendo, solo actuando. Se dio lugar al debate y la propuesta, a ideas creativas y a la concordancia en grupo. Llegó el momento de la danza, la conformación de uno de los mandalas, la danza de la serpiente. Algo muy importante para el cierre o la apertura de ciertos momentos es el de ubicar nuestro centro, volver al mundo que abarca nuestro cuerpo, concentrar toda esa energía trabajada en la actividad. La consigna de ese día era a partir de dos objetos que debíamos llevar: un libro, que realmente signifique o haya significado algo importante para nosotros, y una prenda, sea cual sea, signifique algo o no para nosotros. Yo me lamento mucho no haber recordado esa consigna, la verdad que eso fue un punto importante donde despertó inquietudes y sonidos en mí, lo cual lo focalice en la primera danza. Al comienzo de la danza y de la creación de una esfera, introducirla dentro nuestro crea un magnetismo, despierta la serpiente y lubrica nuestra columna vertebral, recorre puntos energéticos esenciales: ¿Donde estoy ubicado?, ¿Qué hago conmigo y mi entorno?, el ¿Cómo estoy? , el ¿Cómo amo?, ¿Cómo me expreso?, ¿Cómo pienso?, ¿Quién soy? , centrarse en aquellos que necesitamos trabajar más o queremos conocer más sobre él, indagar en su zona, emitir un sonido e intentar escuchar su resonancia dentro y fuera, tomar fuerte conciencia de las tensiones residuales y transformarlas en voluntad. Todo este proceso es importante ya que después nos desplomamos, morimos, cambiamos de piel, nos despojamos de aquello que intentamos eliminar para nacer en la danza continua con una nueva piel, una nueva percepción y una nueva conciencia de las tensiones, pero ya partiendo de los objetos requeridos que darían el pie a nuevas creaciones y transformaciones. Primero íbamos hacia la prenda; ella nos proponía una constante resignificación, de ella misma y de nosotros, objetivizar esa tensión provocada, dramatizar la sensación implantada por ese objeto, ¿A dónde nos llevaba? ¿Quiénes éramos? ¿Qué queríamos? ¿Por qué? Mi experiencia con el objeto, que no era mío si no de Rodolfo, fue grata, creo en mí un animal curioso pero tímido, vi tensiones propias muy interesantes. Luego comencé a ver hacia afuera, a los compañeros allí danzando y la verdad es que no sé donde estaba, en qué momento del espacio y del tiempo estaba cada uno, era totalmente impredecible, eran planetas navegando en la galaxia con diferentes formas, colores, ritmos. Luego al llegar al encuentro con mi libro, que en este caso era una hoja de papel donde llevaba escrito el libro que querría haber traído, perdí total concentración de la danza, de la piel donde estaba introducido. Abrí el papel y decidí leer sobre mí y los recuerdos, charlar conmigo de lo sucedido en el momento. Al instante creé una nueva piel, tal vez la dramatice bastante, poco genuina. Silencio. Uriel

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